lunes, 28 de marzo de 2011

A 110 por hora.....(SEGUNDA PARTE)



De repente el viento cesó y mi corazón relajó su ritmo cardíaco.
La moto había parado y ya podía separarme de él, aunque la idea no me atraía estaba impaciente por ver  dónde me había llevado ese día, así que rápidamente le solté y me bajé de la moto. Me puse de pie, crucé mis brazos y empecé a balancearme de un lado a otro con inquietud y una gran sonrisa en la cara.
-Pareces una niña pequeña- me recordó una vez más.
-Ya lo sé – respondí, añadí una gran sonrisa, tomé su mano y me di la vuelta para ir a nuestro destino. Antes de dar un paso más una venda negra cubrió mis ojos, noté sus manos frías sobre mi cara, un beso en el cachete y un susurro que decía –Tranquila princesa todo está bien.
Tras cinco minutos de camino llegamos a nuestro destino.
 Aquel lugar olía a puro a fresco y no contaminado. Olía a rosas y algodón de azúcar. Mi venda se esfumó y lo vi. Todo era verde, de un verde intenso, el viento acariciaba suavemente mi cara con un pequeño susurro, los miles de árboles altos como el cielo proporcionaban sombra y el sonido repetitivo de un pequeño río que terminaba en una cascada relajaba mi cuerpo.
Aquel lugar era único, especial y diferente.
En seguida me dispuse a inspeccionar el terreno, pues me encantaba encontrar miles de lugares secretos cuando salíamos de la ciudad, y encontré una pequeña casita de madera.
-¿ Te gusta? – preguntó- Allí pasaremos la noche- dijo
Yo, esbocé una gran sonrisa, otra más desde que estaba con él, y le abracé con fuerza, mucha fuerza, y allí pasé otro día más, junto a él, la personita a la que más quiero, la que haría lo que fuera por mí, en mi castillo de madera.
Hoy digoo…LAS PERSONAS QUE REALMENTE TE QUIEREN SON LAS QUE TE INTENTAN SIEMPRE HACER SONREIR DE FELICIDAD….BUSCA LA TUYA.

miércoles, 16 de marzo de 2011

A 110 por hora.... (PARTE PRIMERA)




Me dijo que le esperara en la esquina del cementerio, y así lo hice.
 Aquel lugar tan tétrico y fúnebre estaba rebosante de paz y tranquilidad, silencio eterno que transmitía inquietud en mi pequeño cuerpecito frío i pálido.
Allí estaba yo, en aquella tarde fría de otoño, con mis cascos puestos, escuchando mi grupo favorito, con mis calcetines altos de colores y mi gorrito marrón que me protegía del frío, cuando de repente, le vi…
 Bajó de su moto, aquella Hurley plateada que tanto me gustaba, me miró y sonrío,  acto seguido añadió:
Pensaba que no vendrías.
Y yo simplemente le abracé,  pues no era capaz de tan siquiera mirarle mal, le besé y me puse el casco añadiendo:
- te quiero - y esbozando una gran sonrisa en mi cara que le hizo reír…
¿A dónde me llevas hoy? -le pregunté
Y el respondió- sorpresa princesaa^^!
Arrancó rápidamente la moto y nos fuimos de aquel frío lugar a 110 por hora.
Mientras viajábamos mi corazón palpitaba cada vez más deprisa, pues aquella velocidad siempre me asustaba y no acababa de acostumbrarme, pero cuando eso pasaba, me abrazaba a él, sentía su calor y entonces sabía que nada me pasaría…
Así, abrazada a él, con los ojos cerrados y recodándome a mí misma lo mucho que le quería pasaba el viaje, siempre,  hasta llegar a nuestro destino, cada día diferente....